“Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar»
(Frida Khalo)
Cuando hablamos de la muerte y duelo gestacional y perinatal, estamos hablando de algo que transciende cualquiera de los dolores para los que está preparada la mente humana, hablamos de algo tan complejo, tan poco esperado y menos tratado, que aún nuestra lengua no ha sido capaz de ponerle nombre.
Sabemos que será viuda la mujer que ha perdido a su marido, sabemos que será huérfano el que ha perdido a su padre o madre,…, pero qué es aquel que pierde un hijo?, y cuántos son capaces de visibilizar esa perdida cuando ese bebé se ha ido demasiado pronto?, cuando se ha marchado antes de nacer?.
La muerte gestacional y perinatal es compleja, es dolorosa, es extraña, es incomprendida, genera un duelo silenciado, desautorizado.
“Me decían: tranquila, si no era de ser no es, tendrás más bebés… Yo no quiero más bebés!, yo quiero A MI BEBÉ, es tan difícil de comprender?»
Cómo una madre que ha perdido un hijo elabora una pérdida, cuando lo que escucha es que “tiene que ser fuerte»?. Cómo llora un padre a un hijo que nunca existió y no se le reconoce su paso por sus vidas?.
El duelo es un proceso normal, doloroso, que ha de ir pasando por varias fases, desde una sensación de irrealidad, una negación, furia, culpa,…hasta por fin conseguir aceptarlo, pero como aceptamos lo que se nos es negado desde todos los frentes?, como integramos una realidad que nadie o muy pocos reconocen?
“Quizás lo que más me ha dolido de todo es ver como los más cercanos a mi ni tan siquiera quieren escucharme, como me silencian, como cambian de tema. Me habría conformado con un “cómo estás?», y que luego me dejaran responder».
¿Hacia qué cielo, niño
pasaste por mi sombra
Dejando en mis entrañas
el dolor, el recuerdo?.
Concha Méndez
El duelo es un proceso normal que atravesamos tras una pérdida, que, si bien tiene una serie de fases, no son estáticas inamovibles; no siguen siempre unos patrones fijos y lineales, no se presentan igual en todas las personas.
Una madre que pierde un hijo, experimentará un dolor y elaborará su pérdida y su duelo, y no todas las madres lo harán igual.
HAY TANTAS VIVENCIAS COMO VIDAS, HAY TANTOS DUELOS COMO PÉRDIDAS.
El momento de la pérdida, el manejo que se realizara, la actuación obstétrica, el apoyo sanitario inicial, el soporte familiar y social, el ámbito social y cultural, y los propios factores de la personalidad, van a influir en la concepción, vivencia, manejo y resolución del duelo.
Es nuestra labor como profesionales estar ahí, acompañando, respetando, yendo al lado, ofreciendo apoyo y sostén, validando emociones, validando sentimientos,…, dejando tiempos. Un puerperio es complejo, un puerperio sin bebé es indescriptible, la soledad, compañera de muchas madres, se vuelve más oscura y profunda cuando los brazos están vacíos.
La madre, el padre tienen derecho
Derecho a ver a su bebé
Derecho a despedirse de él
Derecho a tener su imagen
Derecho a darle un nombre
Derecho a llorar a su hijo que no llegó
Derecho a llorar el sueño que se rompió
Derecho a ser escuchados
Derecho a que sus sentimientos sean validados
Derecho a ser acompañados por profesionales formados
Derecho a que se escuche su voz.
Ya tiene la tierra algo
que fue mío nueve lunas
(Arbolillo nuevo
sin ramas ni fruta)
Brotó en mañana florida
de esperanzas y de luchas
(Pudo ver el sol
y no vio la luna)
El ángel que lo guardaba
se durmió en la noche oscura
(mi arbolillo nuevo
tuvo triste cuna)
Concha Méndez. Canción
