Muchas veces escuchamos y leemos historias de partos idílicos, rápidos, hermosos, soñados… pero pocas veces nos llegan cuando los partos no son tan maravillosos, cuando se han prolongado mucho, cuando la mujer que esperaba un parto vaginal acaba necesitando una cesárea, cuando hay una hemorragia posparto, cuando se requiere una intervención posterior… Porque no es políticamente correcto contar esto.
Decimos, y aquí incluyo a los profesionales que trabajamos en el campo perinatal, y con razón; que el embarazo y el parto son procesos fisiológicos y naturales, que la naturaleza lleva años haciéndolos y que es cuestión que requiere de nulas o al menos muy pocas intervenciones médicas.
Y estamos en lo cierto, el embarazo, parto y nacimiento, son proceso absolutamente ordinarios, comunes, propios de nuestra existencia de mamíferos; y como tales, en la mayor parte de las ocasiones discurren sin mayor incidencia o necesidad que la existencia de una mujer embarazada y un hijo creciendo en su vientre. Pero tal y como he dicho «en la mayor parte de las ocasiones», porque la naturaleza a veces también se aparta de la norma, o entra en la norma de la naturaleza que existan otras escenarios y lo que llamamos desviaciones, se aparta de lo que llamamos ordinario, de lo común; la naturaleza en ocasiones también necesita de los medios de los que hoy día dispone la ciencia; a veces, la naturaleza necesita ayuda. Esa ayuda de la que gracias a la ciencia hoy disponemos, ayuda profesional basada en conocimientos y en evidencia.
Prepararse para el embarazo, parto y el nacimiento es algo natural, inherente a la propia mujer, su cuerpo se prepara, su mente se prepara, gracias a un complejo entramado de hormonas y neurotransmisores; socialmente también se prepara, con sus redes familiares, con sus redes de apoyo, y con los medios sanitarios que encuentra a su alrededor.
Y normalmente se prepara para un parto gozoso, fácil, sin complicaciones; sucede que a veces se idealiza ese momento, se considera como exento de cualquier posibilidad de complicación e intervención; y a veces, a veces sin son necesarias, urgentes, precisas.
La mujer en general, y la mujer gestante en particular, ha de ser conocedora de sus procesos, ha de poder conocerse y dirigirse, de afrontar y enfrentar sus procesos vitales, su embarazo, su parto; sin que ese empoderamiento y esa preparación implique la idealización, la negación de la existencia de intervenciones, porque, como ya he señalado, a veces el parto no es como se esperaba; a veces es preciso actuar, intervenir (desde minimamente, hasta intervenciones complejas), y esto no tiene que implicar una intromisión, no quiere decir que se ha fracasado, no quiere decir que se ha perdido poder; sino que, cuando la naturaleza ha ido más alejada de la norma, ha sido preciso poner los medios que facilitaran el proceso.
Sucede que se nos olvida preparar y prepararnos para aquello que se desvía, careciendo así de herramientas, de recursos internos que permitan afrontar y tomar riendas y control emocional en estas situaciones. Considero aquí que, aún sabiendo que lo natural podríamos considerar que es lo normal y por tanto suele ser lo habitual; hay tantos partos como mujeres, y tantas situaciones como partos, conocer, aprehender e integrar recursos y la propia existencia de esta posibilidad, es objetivo necesario que no debemos desatender.
Como mujeres, el momento en que parimos nos marca, nos da la sensación de poder o puede llevarnos a sentir el fracaso; todo depende ya no solo de como se haya desarrollado, sino de como lo hayamos vivenciado; por ese motivo, considero que es de suma importancia, que urge, que los profesionales de la salud perinatal sepamos acompañar en estos momentos, antes, durante y después del parto; con discursos realistas, no idealistas ni tampoco paternalistas, que permitan conocer todas las caras, que permitan saber que la fisiología a veces deja de serlo o se complica, y ello no implica pérdida de poder, no implica fracaso, aun puede ser gozoso, decidido y propio.
El parto puede no ser el esperado, pero aún y pese a las circunstancias desfavorables, si puede ser respetado y perfectamente integrado.
Jesica Rodríguez Czaplicki
Psicóloga Perinatal G2888
GEA Atención Perinatal Y Psicología
Un comentario sobre “No todo parto es como se esperaba”