Cuando hablamos de la psicología perinatal estamos hablando de una disciplina bastante desconocida nuestro país. Esta subespecialidad de la psicología se nutre de la propia psicología general, pero también de otras ciencias de la salud. Así, se configura como un cuerpo de conocimiento dedicado a la atención de la mujer y familia.
Hablamos de una psicóloga o de un psicólogo perinatal y tenemos que referirnos por necesidad a dos vertientes de actuación, la prevención y promoción de la salud, y la intervención propiamente dicha. De igual modo, al hablar de estos profesionales, no podemos hacerlo al margen de tantos otros que acompañan e intervienen en el proceso de gestación, parto y puerperio, como son las matronas, ginecólogos, pediatras, incluso anestesistas y fisioterapeutas especializados.
La psicología perinatal se ocupa pues, de la prevención, orientación, evaluación, diagnóstico e intervención en la mujer y familia en el proceso de preconcepción, concepción, gestación, nacimiento, puerperio y primera crianza; dando suma importancia al adecuado establecimiento del vínculo y el fomento de un apego seguro.
Quien se dedica a la psicología perinatal, obviamente, es un profesional licenciado en psicología y subespecialziado en el campo Perinatal, como tal se guía por un código deontológico y que actúa en base a las evidencias científicas; sus actuaciones están regladas y reguladas, no sólo por sus conocimientos y formación, sino por un colegio profesional que lo respalda y se ciñe a un estricto código ético; deontológico.
Ha de estar debidamente colegiado, y cuando se dedique a la intervención terapéutica, debidamente habilitado como psicólogo clínico o sanitario (ambas cuestiones han de estar expuestas en un lugar visible de la consulta); tener su seguro de responsabilidad civil y hacerlo en un centro habilitado como sanitario.
Pero además, un psicólogo o una psicóloga perinatal, posee conocimientos de otras disciplinas, conocimientos que son necesarios para su actuación diaria y que le capacitan para poder intervenir, sirviéndole de complemento, pero NUNCA dotándole capacidad de intervención en estas áreas.
Así, el psicólogo perinatal ha de tener conocimientos de farmacología y sobre todo psicofarmacología, pero NO prescribe fármacos; pues no es médico.
Conoce la fisiología del embarazo, parto y puerperio, pero NO da consejos de salud física durante estas etapas ya que no es Matrona ni obstétra.
Posee formación en Lactancia Materna pero NO es aserora ni consultora de lactancia.
Conoce y sabe de la evolución del niño, los aspectos físico del nacimiento, y de los controles de salud y los hitos del desarrollo físico pero no opina ni da pautas sobre ello ya que NO es pediatra.
Todo este cuerpo de conocimientos, de formación e información sirven al psicólogo o psicóloga perinatal para poder abordar los procesos de la mujer gestante y familia, de la mujer puérpera, del recién nacido, de forma global, completa; proporcionándole herramientas de conocimiento, pero lejos de intervenir en estas áreas, el psicólogo perinatal DEBE trabajar en conjunto con las citadas disciplinas, derivando y atendiendo derivaciones necesarias, y complementando sus actuaciones así como sirviendo de complemento.
No podemos concebir que en la atención a la mujer gestante, a la Mujer con problemas de infertilidad o a la mujer puérpera; incluso a la mujer que atraviesa un duelo por muerte gestacional o perinatal, le atienda en un modelo que desligue mente de cuerpo; que obvien los aspectos emocionales y su influencia en los físicos o viceversa.
Es labor necesaria que todas y todos los profesionales que estamos con la Mujer y familia en esta etapa, actuemos coordinadamente.
No podemos entender una psicología perinatal al margen de otras especialidades de la salud de la mujer e infancia, el trabajo conjunto, coordinado y acompañado es lo que le da a nuestra disciplina el caracter global y a la vez unitario que facilita la adecuada intervención.
Entonces cuándo y a qué acudir a un psicólogo perinatal?
La búsqueda del embarazo, el embarazo, parto y posparto, son etapas de crisis vital en las mujeres (y familias), pero entendiendo crisis como trasnformación y cambio, como etapa de fuerte significado físico, psíquico y emocional, las cuales no tienen porque sitúar a la mujer en situación de vulnerabilidad o desventaja, por el contrario pueden suponer una etapa de crecimiento a todos los niveles, de autoconocimiento, de aprendizaje. La psicología perinatal interviene en esta etapa desde una faceta de promoción de la salud, preventiva, buscando el mayor bienestar emocional para la mujer y su nueva familia; de modo que puede acompañar a estas mujeres en el camino hacia la maternidad.
Pero la realidad es que muchas veces quien acude a la psicóloga perinatal lo hace debido a una cierta situación de malestar, desasosiego, dificultad. A veces por propio pie, otras derivados por ese conjunto de profesionales ya mencionados. La búsqueda de apoyo, orientación en estas crisis, implica una tarea interventiva del psicólogo perinatal, el cual evaluará cada situación de forma individual y estableceraá juntó con la mujer (familia) un plan de actuación, en el que la coordinación y colaboración con otros sanitarios es en muchas ocasiones necesaria.
Duelos, infertilidad, partos traumáticos, miedo, ansiedad, depresión perinatal,…, son sólo algunos de los ámbitos de intervención.
Sea cual sea la situación que lleve a una persona a acudir a nuestra consulta, lo realmente importante es que pase a ser considerada en su globalidad atendiendo a sus necesidades como persona, y actuando entendiendo el todo compuesto por mente y cuerpo, que en última instancia implicará la colaboración e interrelacion con matronas, obstetras, pediatras, médicos de familia, fisioterapeutas, asesoras,…, y la red de recursos familiares y sociales a su alcance, porque lo que realmente prima, lejos de la figura interventiva, es el bienestar de esa madre, de ese bebé, de esa familia.
Jesica Rodríguez Czaplicki
Psicóloga G2888
Un comentario sobre “Aclarando conceptos. La psicología y las psicólogas perinatales.”