El día 25 de noviembre se celebra el día internacional de erradicación de la violencia contra la mujer.
Este día de conciencia y concienciación sobre un tipo de violencia que supone una verdadera violación de los derechos humanos, consecuencia de la discriminación que sufren las mujeres, de la desigualdad que existe por razones de género.
Según las Naciones Unidas mujeres, un 70% de las mujeres sufre violencia en su vida.
La Violencia de género no se limita a las agresiones físicas, sino que engloba también la violencia económica, psicológica y sexual.
Y dentro de la violencia de género, traigo a reflexión una forma menos conocida, pero presente día a día, la Violencia Obstétrica, reconocida por la OMS y sobre la cual ya existe legislación en países como argentina donde además se regula el Parto Respetado, Venezuela, o México.
Hablamos de Violencia Obstétrica cuando lo hacemos sobre «cualquier proceso que patologice los procesos reproductivos naturales y biológicos. Estos se expresan mediante un trato deshumanizado por parte de los profesionales de la salud relacionadas con todo el procedimiento que conlleva un embarazo. Abarca desde el período de gestación hasta el posparto, por lo que afecta de manera directa o indirecta, el cuerpo y los procesos reproductivo de las mujeres.»
Hablamos tanto de violencia física como psicológica, siendo ambas modalidades potencialmente causantes de una serie de secuelas físicas o psicológicas, entre las cuales se puede encontrar el Síndrome de Estrés Postraumático
Cuando a una mujer se le practica una Maniobra de Hamilton sin su consentimiento, se le practica una Amniorrexis sin justificación e información, sufre una Episiotomía por mera rutina, se practica una Maniobra de Kristeller, se le somete a una Cesárea sin que sea haya una auténtica justificación médica, el impedir el movimiento, o cuando recibe un trato infantilizador, se le aleja de la toma de decisiones, se le limita la información, se le separa de su bebé sin justificación, entre otras,…, sufre violencia obstétrica.
La vivencia del parto es única e irrepetible para cada mujer, se trata de un momento de gran trascendencia, de cambio y transformación. Un momento de crisis vital para la madre, pero es aún si cabe más especial para el bebé que llega al mundo, sólo nacemos una vez, y que más deseable que hacerlo con respeto y normalidad.
Muchas mujeres relatan sus partos como experiencias traumáticas, de las cuales salen heridas física y emocionalmente, presentando dificultades tempranas en el establecimiento del vínculo y/o de la lactancia, trastornos depresivos, o, en algunos casos un síndrome de estrés Postraumático.
Muchas mujeres experimentan flashbacks, sueñan, reviven con intensidad, temor y sufrimiento, el que debía ser el momento más feliz de sus vidas. Muchas mujeres niegan una futura maternidad por el simple temor a volver a vivir lo que vivieron. Muchas mujeres experimentan llanto frecuente, angustia al recordar sus partos. Muchas mujeres se han sentido atacadas, infantilizadas, negadas, vejadas e incluso violadas, en el momento en que parían. Muchas mujeres ven limitada su sexualidad por secuelas físicas y psicológicas del parto. Y muchas mujeres se sienten SOLAS, incomprendidas, porque al fin y al cabo «están bien y sus hijos sanos».
Violencia que en ocasiones ya se inicia en el embarazo, considerando al cuerpo de la mujer como un algo imperfecto que debe ser sometido a mil y un controles, en los que ella no tiene nada que decir o poco que preguntar y menos que cuestionar.
Hoy me vienen a la cabeza las palabras y las vivencias de mujeres que han llegado rotas, heridas en lo más profundo, que necesitan poner palabra a su sentimiento y dar voz alta a sus palabras. Mujeres que hablan de vejación, de humillación, mujeres que lloran con cada cumpleaños de sus hijos, porque reviven su dolor. Mujeres grandes, que recogen sus trozos y se recomponen, que buscan explicaciones, mujeres que luchan, mujeres a las que se les silencia, pero a las que no se les calla; todas y cada una de ellas, con su historia y su mochila; algunas convirtiendo ese dolor en lucha, esa rabia en activismo, mujeres que Gritan que El Parto es de ellas,mujeres que luchan porque No os separen, mujeres que informan, que crean redes, lazos, uniones, sinergías.
Pero al hablar de violencia obstétrica sus secuelas, no quiero olvidar tampoco a los profesionales, pero no como sujetos activos de la violencia, quiero hablar otros, de esos que son víctimas de ella. Sabemos que existe un síndrome de estrés Postraumático secundario en profesionales, hay estudios como el del Beck & Gable, 2012 que señalan que en torno a un 26% de enfermeras de obstetricia puntuarían alto en escalas de medición de estrés Postraumático. Profesionales que presencian actos con los que no están de acuerdo, situaciones de violencia hacia las mujeres de parto, y que en ocasiones, como relatan algunos, se han visto presionados para realizarlos; algunas matronas usan expresiones como «parecía que la violaban», «no pude hacer nada por ayudarla», «todo ba bien y luego fue casi una carnicería»; para relatar episodios vividos en sus carnes. Y luego tenemos además las presiones y dificultades con las que se encuentran muchos que «quieren cambiar las cosas», me relataba un día un sanitario que llegó a sentirse aislado por todos, por llevar la contraria al «aquí siempre se hizo así».
Finalmente voy a recordar a los profesionales implicados, que luchan, que velan por el verdadero bienestar de madres y mujeres, por esa corriente de número no desdeñable de sanitarios que creen en el cambio y luchan por lograrlo; por todos los que se ponen al lado y del lado de mujeres y bebés, que empatizan, que luchan, que buscan un parto y nacimiento respetado. Agradeciendo su labor, su constancia, y su arrojo para enfrentarse y luchar por una mejor forma de nacer. A todos ellos gracias, gracias como mujer, como madre, como profesional, gracias de corazón, porque vuestras acciones también gestan el cambio. Porque como dijo Michel Odent «Para cambiar el mundo hay cambiar la forma de Nacer»
Por todas las madres que han sufrido violencia obstétrica, por todos los bebés que han nacido lejos del respeto, por cada profesional que tiende una mano al cambio,…., por todas las mujeres, madres, bebés del mundo, pongamos voz y fin a la violencia obstétrica.
Más información
Estrategia de atención al parto normal. Ministerio de sanidad
Observatorio de la Violencia Obstétrica. EPEN
La revolución de las rosas
Por un parto respetado
Consejo nacional de las mujeres República Argentina
Un comentario sobre “Violencia obstétrica, otra forma de violencia de género.”